No, no es un piloto para un nueva serie de TV.
La segunda vicepresidenta del Perú, Lourdes Mendoza del Solar, no cabía en su pellejo. Asumió, por algunas horas, las riendas del despacho presidencial ante la ausencia de Alan García, quien se fue a Ecuador para la asunción de mando de Rafael Correa. Aprovechó la oportunidad y la presencia de la prensa para eternizarse cumpliendo algunas actividades, vestida en un elegante traje, a lo Lady D.
Tanta sería la emoción de la vicepresidenta que, en un hecho insólito, mandó a traer a su numerosa familia desde Arequipa y los presentó en Palacio de Gobierno. Se tomó fotos, despachó y se despachó. Es, hasta cierto punto, comprensible que diga que la razón está de lado de Alan García cuando pide referéndum para aplicar la pena de muerte en el país.
Pero lo que dijo luego, cuando le preguntaron qué pensaba ella de esa sanción, fue de tal profundidad filosófica que dejó sin argumentos a los periodistas que la escuchaban: "Lo mío no es un problema de razón, sino, más bien, va más allá de la razón, que es metafísico, y quizá eso lo quieren interpretar de otra forma. Pero es metafísico, o sea, no es de lo físico, sino que va mucho más allá de la razón". ¡Plop!. Solo quedaba apagar las luces y cerrar las puertas de la Casa de Pizarro. Con esos argumentos, que García evite dejar mucho tiempo su despacho.
Tanta sería la emoción de la vicepresidenta que, en un hecho insólito, mandó a traer a su numerosa familia desde Arequipa y los presentó en Palacio de Gobierno. Se tomó fotos, despachó y se despachó. Es, hasta cierto punto, comprensible que diga que la razón está de lado de Alan García cuando pide referéndum para aplicar la pena de muerte en el país.
Pero lo que dijo luego, cuando le preguntaron qué pensaba ella de esa sanción, fue de tal profundidad filosófica que dejó sin argumentos a los periodistas que la escuchaban: "Lo mío no es un problema de razón, sino, más bien, va más allá de la razón, que es metafísico, y quizá eso lo quieren interpretar de otra forma. Pero es metafísico, o sea, no es de lo físico, sino que va mucho más allá de la razón". ¡Plop!. Solo quedaba apagar las luces y cerrar las puertas de la Casa de Pizarro. Con esos argumentos, que García evite dejar mucho tiempo su despacho.
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