Foto: Paul Vallejos (Perú.21)
Haciendo memoria, uno encuentra que durante el fragor de la campaña electoral que llevó de vuelta a la Presidencia a Alan García el hoy mandatario hizo una advertencia en el sentido de que él no tendría mayores reparos en cerrar el Congreso y mandar a sus casas a sus miembros si es que estos no estaban a la altura de las exigencias del país. Fue una velada amenaza antidemocrática, que en ese momento no se le dio importancia porque se podía entender como un intento de ganar votos, dado el inmenso y merecido desprestigio que se había ganado en la gente el Parlamento anterior.
Pero aquellas viejas palabras de campaña hoy cobran una relevancia que no se puede soslayar y no dejan de preocupar. Desde el inicio del gobierno de García la relación Ejecutivo – Legislativo ha sido tirante. Recordemos las embestidas del mandatario y miembros del gabinete contra el Congreso por diversos temas, que en muchos casos tenían su origen en las viejas pugnas internas entre dirigentes apristas. Pero el punto más álgido ha sido el tema de la pena de muerte.
"No es la primera vez en que la clase política se pone a espaldas del pueblo”, dijo García en un comunicado luego de que el Congreso archivara su propuesta para mandar al paredón de fusilamiento a los terroristas. “Es doloroso que mientras el 80% de la población está a favor de esta medida, quienes se llaman sus representantes y quienes opinan, que son una pequeña minoría, intentan bloquear antidemocráticamente la voluntad del pueblo peruano", añadió. ¿No es esta una prueba de que los legisladores no están a la altura de las exigencias del país o, mejor dicho, de sus caprichos personales?
Con su pataleta por la pena de muerte García no estará, acaso, allanando el camino para ‘di-sol-ver’ el Congreso. De ser esa la idea que está dando vueltas en su cabeza quizá no lo haga a lo bestia, usando tanques como Fujimori, y escoja más bien las vías constitucionales. No se puede, empero, afirmar que ese sería el desenlace de este empecinamiento presidencial con el tema de la pena de muerte, que ya está enrareciendo el ambiente. Sabiendo que el poder obnubila, enceguece y enloquece - como las mujeres - no está de más advertirlo y disolver, de esta forma, nuestros temores.
Pero aquellas viejas palabras de campaña hoy cobran una relevancia que no se puede soslayar y no dejan de preocupar. Desde el inicio del gobierno de García la relación Ejecutivo – Legislativo ha sido tirante. Recordemos las embestidas del mandatario y miembros del gabinete contra el Congreso por diversos temas, que en muchos casos tenían su origen en las viejas pugnas internas entre dirigentes apristas. Pero el punto más álgido ha sido el tema de la pena de muerte.
"No es la primera vez en que la clase política se pone a espaldas del pueblo”, dijo García en un comunicado luego de que el Congreso archivara su propuesta para mandar al paredón de fusilamiento a los terroristas. “Es doloroso que mientras el 80% de la población está a favor de esta medida, quienes se llaman sus representantes y quienes opinan, que son una pequeña minoría, intentan bloquear antidemocráticamente la voluntad del pueblo peruano", añadió. ¿No es esta una prueba de que los legisladores no están a la altura de las exigencias del país o, mejor dicho, de sus caprichos personales?
Con su pataleta por la pena de muerte García no estará, acaso, allanando el camino para ‘di-sol-ver’ el Congreso. De ser esa la idea que está dando vueltas en su cabeza quizá no lo haga a lo bestia, usando tanques como Fujimori, y escoja más bien las vías constitucionales. No se puede, empero, afirmar que ese sería el desenlace de este empecinamiento presidencial con el tema de la pena de muerte, que ya está enrareciendo el ambiente. Sabiendo que el poder obnubila, enceguece y enloquece - como las mujeres - no está de más advertirlo y disolver, de esta forma, nuestros temores.
2 comentarios:
Yo creo que todo es posible con alguien como Alan "damián" en el poder. Ojalá nunca se acabe el litio del mundo. Al menos en los próximos 5 años.
García ha demostrado que tonto no es. Yo creo que solo está metiendo miedo al congreso para que haga lo que quiere. Si cierra el congreso los angurrientos compañeros se le vienen encima, nada que lider o presidente, sacan las garras
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