martes, 9 de enero de 2007

La prueba de Alan

Foto: Fidel Carrillo (Perú.21)


Se realizó, al fin, la evaluación de los maestros. Las partes en disputa – el Ministerio de Educación y el Sutep – se autoproclamaron, como se esperaba, como los grandes triunfadores de la jornada. Los perdedores, empero, siguen siendo los millones de alumnos que soportan el pobrísimo nivel de sus maestros, situación que no va a cambiar, evidentemente, de aquí a dos meses, cuando se inicie el nuevo año escolar. Pero algo se ha avanzado.

El ministerio asegura que 150 mil profesores del país – de 261 mil – rindieron su prueba. Pero el Sutep afirma que solo lo hicieron 61 mil. Al margen de las cifras, se ha vencido parcialmente, a diferencia de la vez anterior en que se tuvo que suspender el examen, la resistencia que había a la evaluación en el magisterio, o por obediencia al sindicato magisterial o por temor a las represalias. Es una señal de que hay profesores que sí quieren un cambio.

Creo que el reto radicará en que el ministerio no pierda la perspectiva y le baje el tono al enfrentamiento con el Sutep. El sindicato no hará nada para que la politización y polarización en la relación desaparezcan, porque le conviene y aprovechará cada bravata del Ejecutivo para victimizarse. Ellos son parte del problema y no de la solución.

Si el objetivo del Gobierno, como dice el ministro Chang, es mejorar el nivel de la educación ¿por qué se insistió en una evaluación que da la impresión que se hizo al caballazo en lugar de realizar primero una capacitación?. ¿Acaso no se conocía ya en qué fallaba el sistema y cuáles eran las deficiencias de los maestros, que terminan siendo las mismas que la de sus alumnos?. ¿Qué va a pasar con el 48% de docentes que no fue a la prueba y no recibirá capacitación? ¿Va a seguir enseñando en las condiciones en que está?. Y si es así, entonces, en qué quedo eso del compromiso de mejorar la enseñanza.

Al margen de lo necesaria que son las evaluaciones a los maestros, queda la impresión de que esta prueba buscó más satisfacer el capricho presidencial que obtener información para capacitar a los docentes. Si no recordemos que el anuncio del examen al magisterio fue producto de un exceso verbal de Alan García, que sorprendió al auditorio que lo escuchaba, porque dicha propuesta no había sido planteada durante su campaña ni mencionada por su ministro del sector hasta ese momento. Propuestas e ideas – buenas – sobre qué hacer para revertir el nivel de la educación hay, lo que falta es un real compromiso político para llevarlas a cabo. Esperemos que ahora sí lo haya.

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