(Foto: Agencia Andina)
Como temíamos, no fue muy prolongado el lapsus de sensatez en que estuvo sumido el presidente Alan García en los últimos días, en los que abordó temas vitales como el de la reforma del Estado, se disfrazó de estadista, invitó a sus opositores a discutir sobre el camino a seguir para reestructurar y modernizar la administración pública. Infelizmente, se recuperó de aquel trance. Y es que anunció el próximo gran paso de su gobierno: la venta del avión presidencial.
Con esta noticia volvió a atender a las graderías, que ya empezaban a aburrirse y amenazaban con restarle algunos puntitos de su robusta popularidad. En eso García se parece a Ferrando, pero con la diferencia de que este era un ‘show man’ mientras que aquel es el jefe de Estado. Ahora resulta que el avión que compró el Chino y en el que parrandeó el Cholo será puesto en venta. Es cierto que fue uno de los anuncios que hizo García en la campaña y es verdad también que esta nave se convirtió en un símbolo de frivolidad y dispendio con Toledo en el poder, pero ¿eso justifica que se convierta en una prioridad en la agenda nacional? ¿Va a cambiar el rumbo del país o mejorará la calidad de vida de los peruanos? Seguro que no. Además es poco probable que con lo se saque de la venta (es un avión antiguo y con muchísimas horas de vuelo encima) se pueda construir un gran hospital para niños, como dice el mandatario. Debería hacerse ese y muchos otros hospitales porque son necesarios y no por la ocurrencia megalómana de alguien.
Es evidente que es una de las tantas maniobras a las que recurre García cuando la coyuntura le aprieta el pescuezo y que el anuncio lo hizo para salir del paso y evitar las preguntas incómodas de la prensa. O es que acaso ya no se acuerda el presidente que hace poco dijo, con su grandilocuencia acostumbrada, que el avión presidencial iba a servir para que los deportistas destacados viajen a las competiciones internacionales. Aunque creo que lo más probable es que haya hecho números y caído en la cuenta de que sumando a todos nuestros atletas en edad de votar es imposible ganar una elección.
La otra gran oferta de García, que acompañó a la venta del avión, fue la de llevar a provincias su despacho. Parece que el mandatario tiene pesadillas cada vez que alguien le recuerda que solo está continuando la obra de su predecesor. Quizá por ello más que por un compromiso real con el interior, el mandatario quiere dar un paso más adelante (o hacia atrás) que Toledo; si este inventó el Consejo de Ministros descentralizado, él quiere que su oficina sea itinerante. Creo que el calor de Piura lo va a sofocar y la altura de Puno lo va a marear, y ello no ayudará a que muestre más lucidez – que no es mucha – de la que viene mostrando en la Plaza de Armas de Lima para poder afrontar los problemas del país.
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