En 15 días vuelve a recuperar la confianza que le había perdido a Cevasco.
Pero es difícil creer que el patrocinio a favor de Ríos que hicieron Cevasco y David Barturén, un asesor de prensa que suele acompañar a Cabanillas a las entrevistas en radio y televisión, fue por cuenta propia y a espaldas de la presidenta del Congreso. Cevasco la sacó barata al final: puso su cargo a dispocisión, se dio golpes de pecho por su 'error' y dejó que Meche lo zarandeará a su gustó en público para que, al final, juácate, se tome un merecido y reparador descanso de 15 días.
Las bancadas decidieron salvarle la cabeza – de turco – a Cevasco: solo lo sancionaron con 15 días de suspensión sin goce de haber por haber realizado un cabildeo a favor de la candidatura al TC de su ‘pataza’ José Ríos. ¿Dónde quedó toda la indignación que Meche Cabanillas paseó por cuanto set de radio y televisión visitó en los últimos días, para decirse traicionada y llamar a Cevasco poco más que desleal, por haberle ocultado que sabía de la comilona de Ríos con lo más selecto de la cosa nostra fujimontesinista? ¿Y la confianza que decía haber perdido en el oficial mayor del Congreso? Mínimo, que nos explique cómo hará para recuperarla en un par de semanas.
Todo fue una parodia orquestada por Meche para sacudirse del rol protagónico que tuvo en este chongo de mal gusto. O es que, acaso, alguien se tragó el cuentazo ese de que ‘es mi hombre de confianza pero yo no sé nada’ que Meche nos contó con tanta convicción. Puede que no haya sabido que el almuerzo del restaurante Fiesta quedó registrado en la cámara de Óscar Medrano, y que la presionaron para forzar la votación antes de que el escándalo estalle en la prensa, como parte de una de esas muestras de fraternidad entre compañeros apristas, porque – como la misma Meche dice – si lo hubiera sabido no iba a ser “imbécil para quemarme como un bonzo”. Total, la popularidad de Meche parecía impermeable a los escándalos de los otorongos y ya empezaban a decir que era presidenciable.
Todo fue una parodia orquestada por Meche para sacudirse del rol protagónico que tuvo en este chongo de mal gusto. O es que, acaso, alguien se tragó el cuentazo ese de que ‘es mi hombre de confianza pero yo no sé nada’ que Meche nos contó con tanta convicción. Puede que no haya sabido que el almuerzo del restaurante Fiesta quedó registrado en la cámara de Óscar Medrano, y que la presionaron para forzar la votación antes de que el escándalo estalle en la prensa, como parte de una de esas muestras de fraternidad entre compañeros apristas, porque – como la misma Meche dice – si lo hubiera sabido no iba a ser “imbécil para quemarme como un bonzo”. Total, la popularidad de Meche parecía impermeable a los escándalos de los otorongos y ya empezaban a decir que era presidenciable.
Pero es difícil creer que el patrocinio a favor de Ríos que hicieron Cevasco y David Barturén, un asesor de prensa que suele acompañar a Cabanillas a las entrevistas en radio y televisión, fue por cuenta propia y a espaldas de la presidenta del Congreso. Cevasco la sacó barata al final: puso su cargo a dispocisión, se dio golpes de pecho por su 'error' y dejó que Meche lo zarandeará a su gustó en público para que, al final, juácate, se tome un merecido y reparador descanso de 15 días.