El premier Jorge del Castillo dio una lamentable entrevista al diario Expreso, en la que confirma que la interacción que ha tenido en estos casi 10 meses de gobierno con personajes de conocida trayectoria antidemocrática y cercanos al fujimorismo lo están haciendo perder la perspectiva y el sentido común: ha negado una realidad irrefutable al decir que en el Perú nunca se violaron de manera sistemática los derechos humanos.
Según la Comisión de la Verdad, las dos décadas (1980-2000) que duró el conflicto armado en el país dejaron cerca de 70,000 víctimas (entre muertos y desaparecidos), de las que poco menos de la mitad fueron responsabilidad directa del Estado. Para arribar a esa conclusión, este grupo investigó todo el proceso de violencia política, recogió testimonios en casi todos los lugares donde la hubo – 129 provincias y 509 distritos del país – y realizó exhumaciones, por lo que no se trata de una cifra antojadiza, como dicen algunos ya sea por intereses particulares o por convicciones ideológicas.
Sin embargo, Del Castillo afirma, en la citada entrevista, que en realidad “intentan demostrar que hubo una política de Estado en ese sentido. Yo discrepo con la Comisión de la Verdad en esa apreciación, puesto que los excesos son aislados y no una política de Estado”. El premier incluso dijo que en estos hechos de violencia no hay responsabilidad política de los altos mandos militares.
¿No son acaso los casi 30,000 muertos y desaparecidos, la mayoría campesinos de zonas remotas y olvidadas, producto del accionar de militares y policiales, suficientes como para descartar la ‘tesis’ de que solo se trató de excesos aislados? ¿Acaso, al principio no se ejecutaba a las personas por mera sospecha, cuando la lucha se realizaba en el campo y no se sabía bien a qué se enfrentaba el Estado y ,luego, cuando se identificó al enemigo, se realizaban ejecuciones selectivas? ¿Esto no se llama, en cualquier parte, terrorismo de Estado?
Cuando Del Castillo afirma que no hubo violaciones sistemáticas de derechos humanos en el país y no existe responsabilidad política en los ‘excesos’ (lo que se conoce como ‘cadena de mando’), además de pretender lavarle la cara a Alan García y a los jefes militares de su primer gobierno por los crímenes, por ejemplo, de Accomarca y Cayara, nos está diciendo también que Fujimori es una mansa paloma, que fue una víctima de las circunstancias, que no sabía del grupo Colina ni de las matanzas de Barrios Altos o La Cantuta y está injustamente acusado por violación de derechos humanos.
No se puede ignorar esta parte de nuestra historia ni ser ingratos con los militares y policías que dieron su vida para darnos un país en paz, pero los políticos no deberían dar estos mensajes que justifican la impunidad para algunos y la injusticia para otros, porque – no se olviden – hay cientos de militares y policías de menor rango, víctimas reales – al igual que la mayoría de peruanos – de la insania senderista, que viven en el más completo olvido con las terribles secuelas sicológicas y físicas que les dejó esta guerra. ¿Qué se ha hecho por estos verdaderos héroes anónimos? ¿Esa es la 'justicia' que reclama el premier? ¿Por qué no tienen estos la misma 'suerte' que los Giampietri, los Pérez Documet, los Hermoza Ríos, y tantos otros oficialotes?
Según la Comisión de la Verdad, las dos décadas (1980-2000) que duró el conflicto armado en el país dejaron cerca de 70,000 víctimas (entre muertos y desaparecidos), de las que poco menos de la mitad fueron responsabilidad directa del Estado. Para arribar a esa conclusión, este grupo investigó todo el proceso de violencia política, recogió testimonios en casi todos los lugares donde la hubo – 129 provincias y 509 distritos del país – y realizó exhumaciones, por lo que no se trata de una cifra antojadiza, como dicen algunos ya sea por intereses particulares o por convicciones ideológicas.
Sin embargo, Del Castillo afirma, en la citada entrevista, que en realidad “intentan demostrar que hubo una política de Estado en ese sentido. Yo discrepo con la Comisión de la Verdad en esa apreciación, puesto que los excesos son aislados y no una política de Estado”. El premier incluso dijo que en estos hechos de violencia no hay responsabilidad política de los altos mandos militares.
¿No son acaso los casi 30,000 muertos y desaparecidos, la mayoría campesinos de zonas remotas y olvidadas, producto del accionar de militares y policiales, suficientes como para descartar la ‘tesis’ de que solo se trató de excesos aislados? ¿Acaso, al principio no se ejecutaba a las personas por mera sospecha, cuando la lucha se realizaba en el campo y no se sabía bien a qué se enfrentaba el Estado y ,luego, cuando se identificó al enemigo, se realizaban ejecuciones selectivas? ¿Esto no se llama, en cualquier parte, terrorismo de Estado?
Cuando Del Castillo afirma que no hubo violaciones sistemáticas de derechos humanos en el país y no existe responsabilidad política en los ‘excesos’ (lo que se conoce como ‘cadena de mando’), además de pretender lavarle la cara a Alan García y a los jefes militares de su primer gobierno por los crímenes, por ejemplo, de Accomarca y Cayara, nos está diciendo también que Fujimori es una mansa paloma, que fue una víctima de las circunstancias, que no sabía del grupo Colina ni de las matanzas de Barrios Altos o La Cantuta y está injustamente acusado por violación de derechos humanos.
No se puede ignorar esta parte de nuestra historia ni ser ingratos con los militares y policías que dieron su vida para darnos un país en paz, pero los políticos no deberían dar estos mensajes que justifican la impunidad para algunos y la injusticia para otros, porque – no se olviden – hay cientos de militares y policías de menor rango, víctimas reales – al igual que la mayoría de peruanos – de la insania senderista, que viven en el más completo olvido con las terribles secuelas sicológicas y físicas que les dejó esta guerra. ¿Qué se ha hecho por estos verdaderos héroes anónimos? ¿Esa es la 'justicia' que reclama el premier? ¿Por qué no tienen estos la misma 'suerte' que los Giampietri, los Pérez Documet, los Hermoza Ríos, y tantos otros oficialotes?
1 comentario:
Lei la entrevista y me sorprende el cuajo de este señor. Como se le ocurre decir que no hubo violaciones de derechos humanos. Nos cree imbéciles a los peruanos para salir a decir semejante cosa. Me da pena que intente justificar lo que no tiene justificacion.
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