jueves, 26 de abril de 2007

Murió don José Watanabe

El gran poeta y dramaturgo peruano dejó de existir a los 61 años de edad, debido a un cáncer que sufría desde algún tiempo, algo que solo su entorno más cercano sabía y que no había trascendido públicamente. Por ello, la sorpresa fue aún más grande. Lo anunció el Chema Salcedo en su programa Entre amigos de RPP. Ahora don José se reecontrará con sus colegas Jorge Eduardo Eielson y Pablo Guevara.

"Creo que la vida es fugaz, que huye, o como dijo alguien, cae permanente hacia la nada. Y ese es el oficio del poeta: ser testigo de lo fugaz, como el hielo que inevitablemente se derrite", reflexionaba el poeta en el 2000, cuando Caretas lo buscó para conversar sobre El Guardián del Hielo, una selección de su obra poética, que fue publicada por el sello colombiano Norma.

Watanabe falleció ayer en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas a las 11.30 de la noche. El también guionista (uno de sus guiones fue para la película La ciudad y los perros), funcionario público de excelencia (estuvo al frente de canal 7 durante el gobierno de transición de Paniagua) y dramaturgo (adaptó Antígona para Yuyachkani) sufría de cáncer al esófago.

El poeta nació en 1946 en Laredo, Trujillo. De madre peruana y padre de origen japonés, fue de este último quien aprendió el haiku, esa singular pieza poética proveniente del país del Sol Naciente.

En diciembre pasado, Watanabe dio una entrevista a Perú.21 con motivo de su último poemario, y esto fue lo que le dijo a Gonzalo Pajares, su interlocutor aquella vez.

¿Usted considera que el lenguaje es insuficiente para expresar la poesía o los momentos poéticos?
Hay muchas definiciones de poesía. Para mí es una percepción muy fugaz. Algo que veo nítido y contundente, pero de modo muy breve. Cuando deseo trasladar esa visión, esa verdad -que tampoco sé definir- a un poema y ofrecérsela al lector, viene una gran dificultad. El lenguaje es limitado. Entonces, siento que todos los poemas que uno hace siempre son aproximaciones, acercamientos, intentos de transmitir esa verdad.

¿Lo poético es la imagen, no el poema?
El poema es un modo de decirle al lector: "Mira, vi esto, te lo ofrezco, ojalá puedas reproducir en tu espíritu lo mismo que yo vi y sentí".

¿Lo frustra la pobreza del lenguaje?
No. Siento que el lenguaje es una creación humana y, por eso, limitada.

Su definición de poesía se parece mucho a la de la felicidad: un momento fugaz y, a la vez, total...
(Sonríe). Yo no soy de esos poetas que se andan quejando, que dicen que les angustia y que les cuesta mucho escribir. Yo soy muy feliz cuando escribo. Pero lo soy más cuando vivo ese momento fugaz que, en efecto, es la felicidad. Camino sin pensar en poesía, sin pensar en nada y, de pronto, descubro una verdad.

¿Escribir es prolongar la felicidad?
Sí, pero para otro. Y compartirla. De modo general, soy más feliz escribiendo poesía que leyéndola. Pero, a veces, leo poemas que me transportan y que me hacen sentir una envidia sana: "Por qué no lo escribí yo".

¿De dónde nace su deseo de poetizar lo cotidiano?
No es intencional. No soy un poeta que piensa en la gran 'trascendencia' de los poemas. Yo vivo como cualquier persona, y en esa cotidianeidad aparecen, de pronto, esas verdades súbitas. esas 'banderas detrás de la niebla'. No hablo de la 'gran verdad': la historia, el destino humano. Ahora, tal vez llego a ella por medio de la cotidianeidad.

Por ello, lo cotidiano en su poesía adquiere trascendencia...
No sé si trascendencia, pero sí otra dimensión. El mundo y la naturaleza nos hablan, nos dicen cosas que no sé expresar a nivel filosófico, pero sí poético.

¿Sus textos poéticos son deliberadamente narrativos?
Sí. Tienen la carga de la verosimilitud. Quisiera que el lector sintiera que aquello que le estoy 'contando' es verdad, que ha sido previamente vivido por el poeta. Lo cual es cierto: soy incapaz de crear un poema en un escritorio. Este nace en la calle, mientras vivo.

¿Por ello su poesía no es de ideas, de abstracciones?
En efecto. No me gustan las 'grandes preguntas'. Prefiero lo cotidiano. Tal vez así uno pueda después rozar las 'grandes preguntas'. Es innegable que los poetas tenemos una sensibilidad especial y que hemos sido educados para 'ver' cosas. Eso sí, civilmente somos como cualquier ciudadano.

¿Cómo y dónde nace su yo poético?
Nací en Laredo. Mi escuela estaba a un kilómetro y medio. Para llegar cruzaba mucho campo. Allí aprendí a mirar. Cuando empecé a escribir, me salió de modo natural describir esa naturaleza. Luego, busqué poetas que podían tener coincidencias conmigo. Encontré a Rober Frost y a Harry Martinson. Estoy seguro de que si la naturaleza pudiera crear a alguien para que escribiera sobre ella, escogería a Robert Frost, pues a través de una flor, de una piedra se puede revelar la verdad.


ENLACE: Lee aquí algunos de poemas de Watanabe

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo en realidad no había leido nada de él, pero me regalaron La Piedra Alada, que tiene un CD, y realmente me fascinó. Una gran pérdida para las letras peruanas.