lunes, 18 de junio de 2007

La parodia de Meche

En 15 días vuelve a recuperar la confianza que le había perdido a Cevasco.


Las bancadas decidieron salvarle la cabeza – de turco – a Cevasco: solo lo sancionaron con 15 días de suspensión sin goce de haber por haber realizado un cabildeo a favor de la candidatura al TC de su ‘pataza’ José Ríos. ¿Dónde quedó toda la indignación que Meche Cabanillas paseó por cuanto set de radio y televisión visitó en los últimos días, para decirse traicionada y llamar a Cevasco poco más que desleal, por haberle ocultado que sabía de la comilona de Ríos con lo más selecto de la cosa nostra fujimontesinista? ¿Y la confianza que decía haber perdido en el oficial mayor del Congreso? Mínimo, que nos explique cómo hará para recuperarla en un par de semanas.

Todo fue una parodia orquestada por Meche para sacudirse del rol protagónico que tuvo en este chongo de mal gusto. O es que, acaso, alguien se tragó el cuentazo ese de que ‘es mi hombre de confianza pero yo no sé nada’ que Meche nos contó con tanta convicción. Puede que no haya sabido que el almuerzo del restaurante Fiesta quedó registrado en la cámara de Óscar Medrano, y que la presionaron para forzar la votación antes de que el escándalo estalle en la prensa, como parte de una de esas muestras de fraternidad entre compañeros apristas, porque – como la misma Meche dice – si lo hubiera sabido no iba a ser “imbécil para quemarme como un bonzo”. Total, la popularidad de Meche parecía impermeable a los escándalos de los otorongos y ya empezaban a decir que era presidenciable.

Pero es difícil creer que el patrocinio a favor de Ríos que hicieron Cevasco y David Barturén, un asesor de prensa que suele acompañar a Cabanillas a las entrevistas en radio y televisión, fue por cuenta propia y a espaldas de la presidenta del Congreso. Cevasco la sacó barata al final: puso su cargo a dispocisión, se dio golpes de pecho por su 'error' y dejó que Meche lo zarandeará a su gustó en público para que, al final, juácate, se tome un merecido y reparador descanso de 15 días.

Es una burla inaceptable

¿De qué se reirán con tantas ganas?


Si alguien pensó que se iba a corregir ese chanchullo originado por la votación amañada en el Congreso para la elección de magistrados del Tribunal Constitucional, donde primó la repartija política, se equivocó. Si alguien albergaba la esperanza de que quedara, en algún recoveco perdido del Legislativo, una última reserva de moral y decencia política, se equivocó doblemente.

La Junta de Portavoces decidió anular solo la votación que ungió como magistrado del TC a Javier Ríos, candidato patrocinado por el Apra y contertulio de Agustín Mantilla y Óscar López Meneses, ex brazo derecho de Montesinos. Pero avaló todo el proceso de selección y evaluación – a estas alturas resulta un eufemismo llamarlo así – de candidatos que realizó la comisión Pastor, el cual careció, desde el inicio, de transparencia y seriedad. Ahora ya sabemos por qué.

Es decir, ahora los otorongos tendrán que elegir un nuevo cuarteto de entre los 16 candidatos finalistas de Aurelio Pastor y compañía, de quienes – ¡oh sorpresa! – se conoce poco y nada, y menos aún los puntajes que obtuvieron en la ¿evaluación? curricular y la entrevista personal, los dos rubros en los que fueron 'evaluados'. Resulta que el buen Pastor ha dicho que los resultados que obtuvieron los 17 primeros aspirantes al TC, que publicó El Comercio, no son ciertos, que son apócrifos.

La periodista Cecilia Valenzuela, según lo contó ella misma en su programa, le pidió a Pastor, entonces, que tuviera la amabilidad de alcanzarle los puntajes verdaderos. Pero Pastor le salió con una pendejada de aquellas: le dijo que no habían resultados de los primeros 20 candidatos y que si quería le podía dar los puntajes alcanzados por quienes quedaron entre los puestos 21 y 72. Esa es la farsa que la mayoría de bancadas – salvo la nacionalista y fujimorista que se abstuvieron – apoyó al anular solo la votación pero no todo el proceso.

jueves, 14 de junio de 2007

La gran bacanal

LA MESA NOSTRA: 1) Agustín Mantilla; 2) Óscar López Meneses ; 3) General del Ejército en actividad Roberto Vértiz 4) Javier Ríos; 5) Comandante EP en actividad José ‘Chino’ Cuadra; 6) Jorge Luis Mantilla. (Foto: Caretas)

Lo que se come (y habla) en público no es lo mismo que lo que se cocina en privado. Esa parece ser la línea de acción del Gobierno: la famosa escopeta de dos cañones. Y las dudas crecen luego de que se conociera la reunión non sancta que el martes 12 de junio tuvieron en un ambiente privado de un conocido restaurante miraflorino Agustín Mantilla (no necesita presentación), su hermano, Óscar López Meneses (ex testaferro y brazo derecho de Montesinos), dos militares y Javier Ríos Castillo, en ese momento uno de los candidatos finalistas al Tribunal Constitucional y quien fuera, un día después (el miércoles 13), electo por el Congreso, con votos apristas y fujimoristas, para ocupar una plaza de magistrado de ese organismo, en una elección hecha al ‘caballazo’ y cuestionada por sectores de la oposición, que denunciaron un copamiento aprista en el tribunal. ¿Fue la extradición de Fujimori el plato central de la comilona?.

La difusión en los medios de comunicación de este cónclave generó tal revuelo y escándalo que obligó al Congreso, un día después de elegir a los cuatro nuevos miembros del tribunal, a dar marcha atrás y dejar sin efecto la designación de Ríos Castillo, quien, a su vez, se vio obligado a renunciar al cargo, pese a que había negado sus vínculos con Mantilla y el fujimorismo. Esto quizás explique el manto de secretismo y mediocridad con que la comisión del parlamento encargada de evaluar a los candidatos al TC, presidida por el aprista Aurelio Pastor, llevó a cabo su trabajo. No se conoció la terna final de candidatos que se iba a presentar al Pleno hasta el momento mismo en que se votó y eligió, sin previo debate, a los cuatro nuevos magistrados. Castillo ya fue desembarcado, pero aún hay dudas entre los otros nuevos miembros, especialmente en el caso de Vladimir Paz de la Barra.

Ahora se entiende un poquito mejor por qué tanto celo de Pastor, pese a los públicos pedidos para que hiciera más transparente el proceso de selección. Es que los elegidos no eran los mejores, pero sí los más afines para los intereses políticos de los partidos, cuyas bancadas son finalmente las que los eligen. Hacer transparente la elección era desnudar las miserias de los elegidos por cada grupo político. Ríos Castillo no solo almuerza con lo más graneado de ‘la cosa nostra’ del país, también fue acusado de defraudación tributaria pero absuelto por un tribunal integrado por el ‘Chino’ Rodríguez Medrano; Paz de la Barra estuvo inmerso en un proceso judicial por haber extraviado, cuando era juez, el expediente del narco colombiano Evaristo Porras, alías ‘Papá Doc’. Del resto – Luis Alarcón Quintana, militante aprista hasta hace dos años, y Gerardo Eto Cruz – no se conoce mucho.

Le llegó la hora a Fujimori

Luego del pronunciamiento a favor de la extradición de Alberto Fujimori de la fiscal suprema de Chile, Mónica Maldonado – para quien las pruebas contra el prófugo son “contundentes” – , el camino de regreso al Perú del extraditable, a seis años y medio de su fuga del país en busca de impunidad, parece estar más cerca que nunca. Esto pese a que los fujimoristas minimicen el hecho y aseguren que una opinión fiscal no es vinculante, pero ellos están concientes de que es muy posible que la Corte Suprema chilena emita su fallo en el mismo sentido, y lo ratifique en segunda instancia. A fines de este año habría definiciones. Así que deberíamos empezar los preparativos para recibir un 2008 más movido que las costas indonesas.

De modo que la suerte del extraditable ya parece echada y su regreso al Perú inminente, aunque, claro, con el Chino nunca se sabe; ya ha demostrado sus habilidades de Houdini, el famoso escapista de origen judío. No sé sabe si vendrá esposado y en traje a rayas, eso es finalmente morbo. Lo importante es que venga, se le juzgue y condene por los crímenes que cometió, lo que será bastante complicado, porque el japonés no está solo en el Perú: tiene una bancada de parlamentarios que peleará por su impunidad; cuenta con nexos importantes en el Poder Judicial dispuestos a ayudarlo; y goza, inexplicablemente, de un considerable apoyo popular, como todos los dictadores, si no acuérdense de lo que pasó en Chile tras la muerte de Pinochet. Todo esto – agárrate Catalina – asegura un revuelo de proporciones en el país.

Por todo ello creo que el asunto es complicadísimo. Y si a esto le sumamos el silencio oprobioso de Alan García y el resto de autoridades del Ejecutivo, el panorama se ensombrece aun más. Parece que García se olvida que es el jefe del Estado, que representa a todos los peruanos que fuimos víctimas de Fujimori, Montesinos y el resto de sus secuaces. Por lo tanto, creo que no cabe aquello de que no habla porque no quiere politizar el tema. El juicio a Fujimori es político, el Estado es el agraviado y parte demandante del proceso. No sé si calla porque realmente cree que es lo mejor para el juicio de extradición o porque, efectivamente, hay una componenda que busca darle impunidad a Fujimori como se dice cada vez con más frecuencia. El tiempo lo dirá.

Esta es quizás la misma duda que tienen los medios de comunicación. Por ello pienso que es una buena decisión no hacer escarnio de Fujimori, no caer en el sansacionalismo de mostrarlo en portadas esposado y en traje a rayas (ganas no faltan), para no polarizar el país. Esto no significa que, a través de los editoriales y columnas de opinión, los medios recuerden y condenen los crímenes que cometió Fujimori, por lo cuales debe ser sancionado con severidad. Creo, además, que si el prófugo regresa y va preso, se va a convertir en una especie de héroe no solo para los fujimoristas sino también para tantos otros que tienen un buen recuerdo de él. Y cuando salga – juácate –, nada ni nadie va a impedir que vuelva a ser presidente. Otra sería la historia si recibe la condena que merece por violaciones a los derechos humanos, que es de 35 años de cárcel y sin beneficios. Pero nada garantiza que eso vaya a pasar.